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Mostrando las entradas de 2019

EL RELOJ

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Mil sentimientos suspendidos como péndulo de reloj. En mi continuo oscilar  cada segundo me muevo, pero tan solo hacia los lados... ¡Sufro la pena de mi pueblo y lloro, con el llanto de mi gente! Llanto de voces enterradas, de ojos hundidos  sumidos en una osamenta  fría y deteriorada. Así, sentada  entre mis antiguos muertos oigo su triste lamento pues al mirar  en la ventana del tiempo   vieron cumplido  lo que le habían advertido a su pueblo... ¡¡¡Sufro la pena de mi gente y con mis muertos lloro un llanto viejo!!!

AMOR CELESTE

Al recostar mi cabeza en tu pecho  siento alear en mí un ímpetu indiscreto... Es que al oír tus latidos tan cercanos mi corazón se siente insatisfecho. Y me acunan tu ternura y tu fragancia, y el sutil respiro de tu aliento. Siento deseos de ti...,                               soy ave al viento que se apresta a morir en las alturas. Desde tu arrullo al cielo y desde el cielo a lo divino. Que nuestra pasión se manifieste... ¡En este sublime amor, mi amor celeste!

DOÑA BLANCA

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En su alto caballo con su mirada hacia el cielo cabalga Doña Blanca predicando el evangelio. Sentada muy derecho  montada en Campanero desplega en su vaivén un ademán altanero. Con su verdad nadie pudo contener su contrafallo. Ella es fiscal y juez al montar en su caballo. Así en su justicia propia, no volteaba hacia los lados. Si miraba no veía al niño necesitado ni a la mujer en el pozo ni al hombre endemoniado ni al leproso, ni al ciego ni al odiado publicano. "Todo está predestinado" sermoneaba Doña Blanca "Si aceptas, heredas el cielo... y si no estas..., condenado".

INVISIBLE

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 Muchas veces cuestioné   el porqué no me veías..., siempre fui ese apoyo  que tú no merecías. Como una gaviota  mirando hacia la luna, enamorada,   así te buscaban mis ojos ansiando un gesto de tus manos. Y pasaron las horas  que se convirtieron en días  y esos días, en años  y esos años en vida.  Mi esperanza sometida  al cansancio  se desvaneció como el humo  que el viento ha disipado. Transparente de cariño y sin cuidado  hoy camino como espectro...                 ¡Completamente invisible!  Y me uno al universo fantasmal  de los que un día esperaron demasiado  de quienes nada podían dar.

PUEDO

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Puedo describir tu rostro, con mis ojos cerrados Ojos de miel, cara de luna, labios rosados. Puedo sentir tus manos incendiar mis veredas frías. Dulces quimeras, brisa por viento, cielo estrellado. Y respiro tu aliento en la cercanía de tus labios en los míos. Me cobija tu piel y con tus besos sedientos excitas mi huesos dormidos. ¡Y yo tan solo puedo...,  puedo porque quiero  y quiero con pasión estar contigo!

LUZ DEL ALBA

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Cerrando mis ojos a la noche apresuré mis pisadas hacia el comienzo del día. Un destello de esperanza se fundió fugaz  con la claridad de la aurora. Sentí mi corazón renacer..., ¡y sobre mi pecho de luna un pequeño rayo de sol! Dejé esa luz encendida                           y en mis manos sostuve la victoria.

TIERRA LEJANA

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¡He llorado de añoranza mas he cantado de orgullo!                     Mi alma sigue enamorada                    de lo que un día fue suyo... No se cansan mis ojos de extrañar sus palmeras ni las flores ni los prados de su eterna primavera. En sus lagos y ríos se sumerge mi espíritu. Atrás dejo el resabio de foráneas influencias. Retomo mi cultura mi bandera y mi fe. Me despojo del invierno y su enfermiza palidez... Hablo, canto y verso rechazando por completo los sonidos del inglés. Vuelo con la brisa del mar, duermo arrullada con el vaivén de las olas del Caribe...                Y visualizo mi alma,                     trigueña de sol,                            robusta de aire,                                        y en un claro de monte,                tostada semilla de café.                 Respiro su inconfundible aroma         en el ámbito azul de su cielo..., que me ubica y me bendice.                      Que me inspira a recordar               

LA NIÑA QUE MURIÓ DE AMOR

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La niña murió en su cama a las tres de la mañana. Su cuerpo se hizo de mármol se congeló su pijama. Sus ojos ya no se abrieron a la claridad del alba sus dedos ya no tañeron las cuerdas de su guitarra. Su voz de calandria triste para siempre silenciada. Su hermosura natural y la ilusión que tenía... todo había terminado en ese funesto día. También se apagó la luna y la luz de las estrellas se ocultó tras blancas nubes a llorar la muerte de ella... Su madre perdió su mente no pudo ser consolada y en la sacristía del pueblo sonaron tres campanadas. Cuando el sarmiento brotó sus zarcillos enroscados. La niña yacía en paz en un cajón barnizado. Parecía que dormía bajo los rayos del sol su cabellera adornada con abetos y una flor. Un ave cantaba nanas y se le unió un ruiseñor una blanca paloma en sus alas la arrulló. Entre los tres la llevaron al hogar del buen Señor. La niña de doce abriles que quiso morir de amor.

MOTIVO DE VIDA

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Amor es la fuerza que motiva la vida. Es torrente de agua, es caballo sin brida es la luna en la noche y de día es el sol es un lago de estrellas de radiante esplendor. Es el ave que aprende a volar sin temor que a las nubes se eleva y deja atrás su confort es un niño que ríe en inocente candor es la madre que canta una vieja canción. El amor es un padre en faena y tesón  que construye por casa un estable bastión. Un amigo del alma, la familia en unión es la hermosa alborada de una puesta de sol.

EL PAÑUELO

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Yo fui el más pequeño lucero en tu cielo imperceptible lumbre luciérnaga sin vuelo sequía de fontana aridez de un riachuelo reducida pasión minúsculo anhelo. Sumergido en las aguas de tus hondas fantasías te fuiste navegando a una extraña bahía. Yo me quedé en el puerto agitando tu pañuelo y en la angustia del adiós lo anudé a mi largo pelo. Pequeña como fui a tus grandes anhelos no hallaste en tus noches ningún otro lucero ningún sendero cierto, ni la voz de un te quiero ni abrigo, ni hogar ni en tu pasión consuelo. Hoy, que te encuentras solo que ya, yo, te he olvidado que cuando pienso en ti apenas me conduelo tu llevas mi recuerdo en tu alma atesorado y yo algunas veces... contemplo tu pañuelo.